Nos encanta celebrar el fin de año y el comienzo de uno nuevo. Cada cultura tiene una manera de celebrar las últimas horas del año, si bien con una cena especial, prendas de vestir solo para esta ocasión o una cuenta atrás.
Las doce uvas de la suerte son una tradición de España, México, Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Perú, Colombia, Puerto Rico, Nicaragua y Costa rica. Una tradición acompañada de las doce campanadas, en el caso de España, retransmitidas desde el reloj de Puerta del Sol en Madrid.
En España, esta fecha recibe el nombre de Nochevieja y la tradición para despedir el «año viejo» tiene un protocolo muy marcado.
Se cree que esta tradición se origina en una sobrecosecha de uvas a principios del siglo XX, pero no es así. En realidad, se debe a la costumbre que tenían las familias ricas de comer uvas y beber champán para celebrar el fin de año. En un intento de ridiculizar esta tradición de la clase alta, un grupo de obreros madrileños se juntaron en la plaza de la Puerta del Sol para comer uvas y disfrutar del champán en Nochevieja.
Al llegar las doce de la noche del día 31 de diciembre de la parte superior del reloj de la Puerta del Sol desciende una esfera dorada (el carrillón) con un tintineo, tras ella llegan los llamados «cuartos», cuatro pares de tintineos, y por fin las campanadas. El reloj da las doce campanadas correspondientes a la hora marcada y la tradición consiste en comerse una uva con cada campanada.
En Italia, la última noche del año recibe el nombre de “Notte di Capodanno” o “Notte di San Silvestro” y durante esta celebración, entre las diversas costumbres de la península es una tradición cenar lentejas.
El simbolismo de esta legumbre en la antigüedad iba ligado a la prosperidad. En la antigua roma se regalaba la «scarsella», un saquito de piel que contenía lentejas, con el deseo de que estas se convirtieran en monedas. Esto se debía a que la forma redondeada de las lentejas recuerda a la forma de las monedas y al cocinarlas, su tamaño aumenta.
Hoy en día, este plato aparece la última noche del año sobre la mesa de los italianos en señal de deseo de buena suerte y prosperidad económica. Este 31 de diciembre, en las mesas italianas aparecerán de nuevo las lentejas acompañadas del cotechino o el zampone, otro de los platos típicos de esta fecha. Estos platos tienen una tradición medieval, debido, al parecer, al filósofo Pico della Mirandola. Durante la invasión de las tropas papales, cuando el pueblo de Mirandola sacrificó sus cerdos para que no cayesen en manos enemigas, este filósofo propuso conservar la carne condimentándola e insertándola en las patas de los cerdos.
En Dinamarca, la tradición en esta fecha es romper platos, pero no de cualquier manera.
Los daneses tienen como tradición romper platos contra las puertas de los hogares de sus seres queridos en la noche de fin de año para desearles lo mejor durante el año venidero. Así, cuantos más pedazos de platos se amontonen en una puerta, mayor suerte recibirán los habitantes de esa casa.
Además de esta tradición, los daneses también tienen una para invocar la propia suerte para el siguiente año. Esta consiste en saltar de una silla llegadas las doce de la noche y es muy habitual ver a tanto a niños como a gente mayor llevando a cabo esta tradición.
El último día del año en Japón se celebra el “ōmisoka“, (大晦日), se trata de la fecha más importante en el calendario cultural de japón que engloba tanto fin de año como año nuevo.
Antes del último día del año, la población japonesa realiza el Oosooji(大掃除), o la gran limpieza. Los japoneses y japonesas limpian a fondo sus hogares para recibir el año nuevo con limpieza y orden desde el hogar, se tiran las cosas viejas para hacer espacio a lo nuevo que va a traer el año.
Además, desde la segunda quincena de diciembre se celebran las Boonenkai (忘年会), unas fiestas que tienen el objetivo de olvidar los malos recuerdos del año que se va. Estas fiestas se suelen celebrar entre amigos y con compañeros de trabajo.
Llegado el último día del año, esta fecha comienza con el sonido de las campanas de 108 templos budistas, que representan los 108 pecados a los que se enfrenta el ser humano. Cada una de las campanas sonando, libera a la persona de estos pecados para poder pasar de manera pura al siguiente año.
La última campanada coincide con las doce de la noche en el país nipón.
La comida típica de esta fiesta es el Toshikoshi Soba (年越しそば), que suele ir acompañada de tofu frito, tempura o magre de pato. Los fideos son especialmente largos y finos que simbolizan el deseo de una larga y próspera vida.
Todas las noches de fin de año, la bola de Times Square en Nueva york comienza su descenso a las 23:59 de la noche. Una caída que dura exactamente 60 segundos y que marca el fin de año en Estados Unidos. Se estima que cerca de 3,7 millones de personas se reúnen cada fin de año en este punto concreto para la celebración.
También es costumbre en esta noche cantar la antigua balada escocesa Auld Lang Syne, «Por los viejos tiempos», antes de las doce de la noche. La canción trata de viejas amistades y recuerdos agradables del pasado.
Pero, sin duda, la más conocida es el beso al llegar la media noche. La tradición dicta que un encuentro o acción amorosa al empezar el año es símbolo de que todo irá bien durante el año nuevo.
Filipinas coincide con japón en comer fideos o noodles en esta fecha. El plato filipino recibe el nombre de Pancit Palabok, un plato de fideos fritos con camarones y salsa de pato.
Pero lo más llamativo de esta festividad en Filipinas es la indumentaria. Durante esta fecha tan señalada, se visten de lunares y esto es, como en la tradición italiana, porque la forma recuerda a las monedas. Eso convierte a lo lunares en símbolo de prosperidad, felicidad y suerte.
En Alemania la última noche del año se llama Silvesternacht. Durante la cena se come carpa o fondue y se bebe Sekt (vino espumoso alemán) o champán. Aunque otra bebida tradicional de esta fecha es el Feuerzangenbowle (el ponche de las tenazas para el fuego), una bebida elaborada con ron, vino tinto, naranja, limón, clavo y canela, todo esto se calienta sin que llegue a hervir y cuando se sirve, se coloca un terrón de azúcar que previamente se ha mojado en ron y se le prende fuego.
Después de la cena viene la tradicional lectura del futuro con plomo. Se calienta el plomo en una cuchara, a la luz de una vela. Cuando se funde el plomo, lo echan en un recipiente de agua fría. Las diferentes figuras que puede adoptar ese plomo fundido contienen los augurios para esa persona. Si se forman gotitas, flores y estrellas son símbolos de buena suerte, círculos y coronas auguran el matrimonio y el ratón significa el ahorro o un amor escondido.
La tradición de fin de año en Talca (Chile) va más allá de la vestimenta y la comida.
Durante la última noche del año, Chile abre sus cementerios para que las familias puedan disfrutar del paso al nuevo año con sus familiares que ya no están. Con las campanadas de media noche, los habitantes de Talca entran en el cementerio e iluminan las lápidas de sus familiares con velas y las decoran con flores. Los participantes en esta tradición abren botellas de licores, abren el cotillón, bailan y brindan en recuerdo a sus familiares y amigos que ya no están.
Esto se lleva haciendo desde finales de los años ochenta y todo comenzó cuando los familiares del difunto Julio Opazo Silva se infiltraron en el cementerio para celebrar el fin de año juntos. Esto se extendió a otras familias que también querían realizar este homenaje a sus familiares.
En Brasil la tradición de fin de año es mucho más floral.
Los brasileños saltan tres veces con la copa de champan en la mano sin derramar una gota y luego lanzan su contenido hacia atrás Además rocían los rincones de su casa con agua bendita y esparcen flores amarillas en las habitaciones.
Pero una de las tradiciones más populares de esta fiesta es ofrecer regalos a la diosa de los mares, Yemajâ. Por lo general, se trata de flores blancas que llevan a las playas para tirarlas al mar. Otros alquilan embarcaciones pequeñas que llenan de comida, bebida, velas y flores para soltarlas en el mar.
Y si era poco celebrar el año nuevo una vez, en Rusia lo hacen dos veces.
El año nuevo en rusia es una de las festividades más importantes del año. Pero hay que tener en cuenta que la costumbre de celebrar el año nuevo del 31 al 1 de enero lleva en Rusia poco más de 300 años.
En rusia es costumbre empezar el año nuevo con ropa y zapatos nuevos. Además, se tiran de casa los muebles u objetos rotos o viejos para empezar el año con la casa limpia.
Pero dado que en Rusia aún conviven los calendarios gregoriano y juliano y este último es el que conserva la parte ortodoxa de Rusia y va con una diferencia de trece días con el calendario gregoriano, este hecho hace que en Rusia también se celebre el fin de año el 7 de enero.
¿Cómo celebras tú el último día del año? ¿Conoces una tradición interesante que no hayamos mencionado? Háznoslo saber, nos encanta aprender sobre otras culturas.
Te deseamos un feliz y próspero año nuevo de parte del equipo de BigTranslation
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