¿Quién no se ha sentido solo alguna vez? Seguro que muchas veces has sentido que la casa se te cae encima, que no hay nadie más que te acompañe en tu día a día que la fiel soledad. Cuando eso te pase, sólo haz una cosa: piensa en un traductor freelance y se te pasará.
El traductor, concebido como esa especie de trabajador solitario que va de texto en texto descodificando símbolos para volver a construirlos en otro idioma, se basta de la compañía de diccionarios, libros y un ordenador con internet, no solo para la búsqueda de recursos, sino por si por algún casual se le ocurriese comunicarse con el exterior, y sobre todo aquella aliada que se convierte en lo más parecido a una mejor amiga: la cafetera. Riámonos de guardas nocturnos o fareros; la soledad del traductor es especial.
¿Cómo es la vida de un traductor freelance?
Su vida se limita a ir de casa a su oficina particular, donde lo más probable es que también pase el tiempo solo. El traductor como mandan los cánones precisa de un despacho propio, incluso cuando este trabaja en grupo tiene que tener un lugar donde ponerse a salvo él solo. Y es que tampoco hay que victimizar al traductor freelance, que a veces pareciera que se retroalimentara de su propia soledad. Así, el primer contacto social del día para un traductor es muy posible que sea compartir alguna palabra con los padres del colegio de sus hijos al recogerlos al colegio, si es que tiene tiempo (o familia). O quizás sea una discusión con algún conductor de camino a la oficina, si es que no trabaja desde casa, lo más normal para un traductor freelance.
Estoy seguro de que muchos de los que pagaríais por poder trabajar desde casa no conocéis a este tipo de traductores, y posiblemente que no lo conozcas es derivado de su aislamiento. Quizás el Facebook o Whatsapp se convierte en el único instrumento para mantener las relaciones de amistad de forma virtual. Y es que ni siquiera tienen la posibilidad, para bien o para mal, de tener algún colega o compañero con el que compartir sus experiencias o con el que tener alguna discusión.
¿Es tan infernal?
Esta soledad puede ser molesta, pero a veces incluso gusta, por ello apuntaba antes a esa retroalimentación a su costa. Por una parte, muchos de estos traductores seguro que en numerosas ocasiones sueñan con tener alguien con el que salir a tomar algo después del trabajo, echan de menos el ambiente de oficina, las reuniones, o incluso el simple hecho de vestirse todos los días…
Espera… qué chollo eso de ser traductor freelance, ¡no? Imagínate: gente molesta de la oficina de la que no puedes deshacerte, no tener todo el día al jefe pegado a la oreja, levantarte cuando quieras y planificarte como quieras, no tener que atravesar atascos de una hora para llegar al trabajo…
No sé, ¿qué os parece a vosotros? Desde luego no todo debe ser tan bonito como parece, tiene sus pros, pero también tiene sus inconvenientes: muy malo para quien no le gusta la soledad, falta de trabajo en equipo, no saber con quién consultar tus dudas… Aunque bueno, todo eso depende ya de la persona y de sus preferencias.
En resumen, en este caso entiendo más todavía que haya asociaciones de traductores: XARXA (C.Valenciana), AGPTI (Galicia), ASATI (Aragón), EIZIE (P.Vasco)…